domingo, 15 de febrero de 2015

¿ Y ahora? Anabelle .



Viene de aqui

*No había podido dormir luego que Throe se marchara.

Sin que nadie me viera,  me escabullí a mi habitación, me dirigí al cuarto de baño dejando caer por el camino la manta con la que  él  había envuelto mi cuerpo.

Observé en silencio perdida en mis pensamientos cómo se llenaba la bañera y el agua tililaba al caer en el fondo.Cuando estuvo llena,  me sumergí dejando que el agua envolviera mi cuerpo.

Suspiré de gusto cuando su suave caricia alivió algunas partes de mi cuerpo levemente doloridas y una sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar cada momento de la noche.

Throe.

Su cuerpo, sus besos, sus caricias, su aroma estaba en mi cuerpo y yo me sentía la hembra más feliz, más aún con sus palabras de despedida que me llenaron de esperanza.
Por fin era suya, en cuerpo y alma y  ni siquiera en mis sueños imaginé que se podía sentir tanto, sentir que se podía pertenecer tanto a alguien.

¿Qué pasaría ahora?


Había pedido cortejarme y realmente lo estaba esperando ansiosa. ¿Podría dejarme llevar por lo que sentía completamente?

La verdad era que me daba miedo dejar al descubierto mis sentimientos.

Tal vez sólo debería comportarme de la misma forma que  el se portara, si él se mostraba más cariñoso...yo me mostraría igual.

Pero hasta que de su boca no brotaran palabras de amor mis más profundos sentimientos quedarían guardados bajo llave.

No quería hacer el ridículo declarando mis sentimientos si no eran correspondidos. Me había marcado, su aroma y su sangre estaban en mí, eso ya era una buena señal, me daban esperanzas de que quizás aprendiera a amarme...

Con un profundo suspiro abandoné la bañera luego de un rato, cuando el agua comenzó a enfriarse. Sequé mi cuerpo sintiendo aún el aroma a vinculación de Throe,que  permanecía en mí como la sonrisa que llevaba plasmada en mis labios.

El camisón de seda se deslizó por mi cuerpo delicadamente y  me envolví en las mantas al acostarme, aunque el calor que me brindaban no era el que deseaba; no eran unos brazos musculosos y bronceados.

Suspiré sonoramente y tomé mi teléfono, mordí mi labio inferior debatiéndome entre la idea de enviarle o no un mensaje.

Mi mente quería obligarme a dejar nuevamente el móvil, mi corazón quería otra cosa.

"Solo deseaba que me dijeras que no ha sido un sueño...."

Apreté enviar y como si me quemara dejé el teléfono sobre la mesilla de noche. Me dí vuelta para no mirarlo y seguir sucumbiendo a la tentación.

En verdad deseaba estar segura que no estaba soñando, todo era demasiado bueno...cuándo llegaría el golpe que me despertaría de este hermoso sueño?*

Continua aqui


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